Un charco evadido por 34 menores

Por Kimberly López

«No tengas miedo, no has cometido ninguna falta contra la ley», repiten representantes de las instituciones a cargo de recibir menores de edad no acompañados.

La escena se repite dos veces por semana en ese mismo lugar, la Fuerza Aérea Guatemalteca los martes y jueves. Es casi una rutina, lo que cambió aquel martes 10 de septiembre fue que la lluvia creó en la pista pequeñas posas de agua que, en otro contexto, serían campo de juego para cualquier menor. Ese día 34 niños y adolescentes bajan del avión, caminan hacia el hangar donde los esperan representantes del Instituto Guatemalteco de Migración (IGM), la Procuraduría General de la Nación y la Secretaría de Bienestar Social (SBS). Las personas que les dirán que no han cometido ninguna falta contra la ley

Pasan de las 13:00 horas, descienden de un avión de la Guardia Nacional de México. Los hallaron y detuvieron en territorio mexicano durante su intento por llegar a Estados Unidos. En el mismo vuelo llegaron hombres, mujeres y familias completas.

Dos hermanos bordeaban las pozas de agua desde la pista hacia el centro de recepción, no hacen intento por chapotear, solo caminan. Son originarios de Quiché, dijeron. El IGM coordina la recepción vía aérea, también está a cargo de quienes retornan por la frontera en Tecún Umán aunque allá no hay una pista de aterrizaje, lo de allá es una carretera que trae los buses con retornados.

Según la Unidad de Política Migratoria de México, Guatemala figura entre los primeros cinco países con más niñez migrante. De 2015 a agosto de 2024, más de 133 mil niños y adolescentes guatemaltecos ―dos veces la población de Palín, Escuintla― fueron detenidos en territorio mexicano. De ellos, cuatro de cada diez viajaban solos (56 mil 565).

Guatemala no cuenta con datos de sus niños y adolescentes retornados de 2015 hacia atrás. En 2016 registró 5 mil 244; en 2021, un año después de la pandemia, fueron devueltos al país 9 mil 409, la mayoría desde México.

Los 34 niños son de San Marcos, Huehuetenango, Quiché y Quetzaltenango, los departamentos que más menores de edad expulsan, según datos del IGM. Su procedencia confirma la estadística.

En el proceso repiten cuatro veces su nombre, su edad y su lugar de origen. Algunos titubean, no saben qué responder porque los instruyeron para mentir. «¿Hay alguien que pueda venir a recogerte?», preguntan trabajadores de la PGN.

Los mayores de edad se registran, recogen su equipaje y se marchan. Los niños deben esperar a ser identificados por sus familias y cumplir el protocolo para ser devueltos a su lugar de origen. La Secretaría de Bienestar Social (SBS) conversa con ellos, conoce su contexto y sus razones para migrar, los traslada a un albergue temporal y los reúne con sus familiares. La institución cuenta con dos albergues: Casa Nuestras Raíces en Ciudad de Guatemala y otro en Quetzaltenango.

El sueño en común: una vida mejor

Las razones por las que un menor quiera migrar quedaron bien retratadas en un estudio del Programa de Atención, Movilización e Incidencia por la Niñez y Adolescencia (PAMI). Las conclusiones se basaron en entrevistas a menores de edad retornados, atendidos por la SBS.

«¿Para qué dejaste tu país?», les preguntaron.

«Para darle una vida mejor a mi mamá», dice una adolescente de 14 años.

«Para superarme», dice un chico de 15 años.

«Para buscar una mejor vida», responde una joven de 17 años.

«Para hacer mi casa», dice otro joven, de 17 años.

«Para poder ayudar a mi papá», dice un chico de 15 años.

Claudia Martínez Ruiz, Coordinadora Regional del Proyecto Binacional de Migración en PAMI, ahonda en los hallazgos. «Los chicos hablan y conocen los riesgos de emigrar: puede que me secuestren los Zetas, que me ahogue, que me muera de sed. Cuando preguntamos quiénes se querían ir, 9 de 10 levantaron la mano. ¿Por qué si saben los riesgos que implica? Para que mis hermanos y mis papás coman mejor. Para que un niño de 10 años se preocupe porque su familia coma mejor, imagine qué pudo desayunar».

El trayecto de los niños no acompañados se hace en soledad. Por temor a ser ubicados por las autoridades, quienes tienen el mandato de detenerlos y referirlos a la PGN, evitan pedir abrigo en albergues. Padecen hambre, frío, enfermedades, abusos y violencia sexual sin opción a tener acceso a atención médica, y quedan a merced del crimen organizado.

Si el miedo a salir es mucho, la calidad de la recepción en Guatemala tampoco es un refugio.

Según el Código de Migración, la atención y reintegración de niños, niñas y adolescentes no acompañados queda bajo la responsabilidad del IGM, la SBS y la PGN, las instituciones a cargo de decirle a los menores que no cometieron ningún delito.

La reintegración a nivel familiar y comunitario lo realiza la SBS. Su presupuesto anual es de 300 millones de quetzales, la secretaría presidencial con mayor asignación en este año. Aunque incrementados siguen siendo recursos limitados.

Según Elena Ruiz Bejarano, titular de CIPRODENI, en la tarea de dar apoyo a la niñez retornada el esfuerzo del Estado es deficiente. Por ejemplo, el acompañamiento psicosocial es mínimo. «Falta personal con calidad humana para abordar el tema». Parte de las asignaciones de la SBS es poder ayudar a aquellos que han vivido experiencias traumáticas en el trayecto. Sin embargo, cada semana ingresan más casos de niños y adolescentes que deben ser atendidos. Los reciben con agua, galletas, atún e incaparina mientras esperan los vehículos de la PGN.

Los números sobrepasan las capacidades del equipo de atención psicosocial. Un correcto acompañamiento y reinserción debería, en un mundo ideal, recordarle que a esa edad un charco debe ser chapoteado y no bordeado.

Eventos de menores presentados ante la autoridad migratoria según grupos de edad, condición de viaje y género

estadisticas de eventos con menores no sujetos a devolución estadisticas de eventos con menores no sujetos a devolución

Eventos de retorno asistido de menores según grupos de edad, condición de viaje y género

eventos de retorno asistido de menores

Eventos de menores que abandonaron el procedimiento administrativo migratorio (PAM), según grupos de edad condición de viaje y sexo

eventos de menores que abandonaron el procedimiento administrativo migratorio